Nos equivocamos

Hace meses un amigo me contó que hacía unos años había contratado un seguro muy bueno . Para su jubilación. Me explicó con detalle lo que yo ya sabía.

A cambio yo le explique lo que él no sabía…

Hace una semana me enseño los datos de como iba esa póliza y me dijo “sí, ya se que me dijiste que rescatara el dinero y la anulara… Ayúdame a hacerlo que no se como”.

Mi amigo ha tenido que perder unos miles de euros para pedir ayuda. O quizá, ha tenido que perder unos miles de euros para confiar en lo que le decía.

Cuando compramos algo, es porque estamos seguros de que es bueno. Pero en ese mismo momento empezamos a creer solo en aquellos que avalan nuestra decisión. Nos cuesta reconocer el error, porque nuestro cerebro se centra en confirmar nuestra creencia.

Mi error fue no insistirle, y “obligarle” a que dejara de perder dinero. El suyo no darse cuenta que estaba influenciado por esa forma de pensar que todos tenemos, y que nos martillea con que nuestra decisión no pudo ser equivocada.

A mi no me ha costado nada, a el unos euros.

La póliza en cuestión era (“era” porque ya pasó a mejor vida, la destructora de papel), uno de esos PIAS recomendado por un animoso jovenzuelo o animosa jovenzuela entusiasmado en que aprendas de finanzas, y que entiendas lo bueno que es el producto. Y lo es, muy bueno, pero solo para ellos.

PIAS

Un PIAS (Plan Individual de Ahorro Sistemático) es un seguro de ahorro con unos beneficios fiscales determinados.

Per se no son malos. Pero se convierten en más perversos que Hanibal Lecter con el estomago vacío, cuando se mezclan con pólizas que invierten en fondos de inversión o similares.

El asunto son los gastos que tienen esas pólizas, que están por encima, y sumados a los que tienen los fondos de inversión en los que invierten. Gastos que se cobran en los primeros años y que hacen que ya el seguro no levante cabeza, porque el interés compuesto trabaja en negativo. El final siempre es igual, el asegurado que pensaba que tenía una ayuda en su jubilación, y la realidad es que se encuentra con que tiene un problema que no sabe ni como resolver.

Es difícil ser crítico con las decisiones propias. Pero cuando hablamos de dinero, de riesgos, hay que serlo. Y si no puedes. Pide ayuda. Si recibes este correo es porque estás en el grupo de elegidos a los que podemos dar una segunda opinión sobre ese problema que tienes con tu seguro. No pierdes nada por pedir ayuda.

Y ya sabes la línea whatsapp para esto. Escribe la clave “necesito una segunda opinión con mi seguro”.

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